La transmisión oficial muestra a uno de los dos arqueros suplentes de Holanda realizando trabajos de precalentamiento sobre los laterales del campo de juego, a pocos minutos para el final del alargue. Ante la inminencia de los penales, la imagen deja a todos desorientados. De verde y con el número veintitrés en la espalda, el sustituto guardavalla holandés es, hasta ahora, un perfecto desconocido. Momentos después, ingresa al campo en reemplazo de Jasper Cillessen.
Lo que ocurrió después es historia sabida: Tim Krul atajó dos de los cinco penales y depositó a Holanda en las semifinales de la Copa del Mundo.
Resulta una obviedad decir que todo cambio por parte del entrenador constituye para este una decisión. Estas pueden enfrentar distintas variantes, pero siempre traen aparejada la táctica y por consiguiente, el resultado. Dentro de ese marco se manejó Van Gaal. A pesar de su extensa trayectoria, fue criticado durante el mundial porque su sistema de juego no estaría a tono con la línea histórica holandesa, cuyos exponentes ilustres son Rinus Michels y Johan Cruyff. Luego del sábado algunos lo acusaron de demente, aunque otros ya hablan de que su apuesta sería “la jugada del mundial”.
Pero lo que importa aquí es otra cosa.
La medida tiene como consecuencia una primera conclusión futbolera: si tomamos algunas cuestiones del manual del potrero, coincidiríamos en que Van Gaal optó por “un arquero ataja penales”. Una medida así implica una planificación previa por parte del entrenador, el cuerpo técnico y los jugadores, y hasta la búsqueda de cierto consenso para apoyar la iniciativa. Esto deja en evidencia la importancia que le da el entrenador a los recursos del equipo y como los asigna. Desde esa perspectiva, la cuestión no sorprendería más que por su carácter de arriesgada. Pero ni siquiera está sustentada por la solidez de una estadística que la acompañe: hasta el encuentro con Costa Rica, Krul había parado sólo dos de los últimos veinte penales que le habían pateado.
Ahora bien, ¿Qué significa en realidad el cambio de Van Gaal? La empresa montada por el entrenador holandés representa mucho más que un cambio táctico. Incluso, va por afuera de ello. Van Gaal se las ingenió para inclinar el juego a su favor sin operar sobre este. Y en una estrategia lícita y poco convencional, empleó recursos legítimos para atacar por donde nadie hubiera atacado. Con los jugadores extenuados físicamente y los sentidos dudando, Van Gaal bombardeó el andamiaje psicológico de sus rivales. La sustitución de Krul por Cillessen encierra un efecto de sentido. Los costarricenses ya no tendrán enfrente a un simple arquero ataja penales. Ahora les tocará ejecutar ante un gigante que triplica en extensión las medidas reglamentarias del arco. La figura del arquero se ve potenciada por las circunstancias y por el contexto. Pero también por la bravura y la corajeada del entrenador que no vaciló ni un segundo para tomar una decisión sin antecedentes. A esto, Krul le sumó su método que terminó resultando eficaz.
Con el correr de los años, el “ganar como sea” se convirtió en la filosofía dominante del mundo futbolero. Ya no es el bidón de Branco, que es la expresión máxima de un sistema de pensamiento aplicado al fútbol. Ahora, es “el cambio de Van Gaal” al que, por ahora, nadie tiene algo para objetarle.